Como se mencionó en el artículo anterior “M&A en empresas familiares: Venta Parcial de la empresa”, hay ocasiones en las que lo más favorable es que la familia mantenga una porción del control de la empresa. En dichos casos, aparece una figura que toma bastante relevancia para mantener la organización estructural de la empresa: el acuerdo de accionistas.
Este acuerdo establece la manera en que la compañía debería operar, así como los derechos y obligaciones de los accionistas. No obstante, su utilidad va más allá de materia organizacional, pues al final son las reglas de las operaciones en la compañía a largo plazo. En el caso de las empresas familiares que llevan a cabo ventas parciales, mantener el control sobre dichas reglas les ayudará para proteger sus intereses y ajustarse al cambio. Específicamente, son tres los cambios en los que este acuerdo puede ayudar a la familia: en la pérdida de poder para tomar las decisiones dentro de la empresa; la pérdida de influencia social relacionada con la empresa y la pérdida de control sobre las finanzas.
Como nos podemos imaginar, todos estos ajustes pueden ser difíciles de asimilar para la familia: el tener que rendir cuentas a un tercero, trabajar con personas con enfoques diferentes para el negocio, darse cuenta que no pueden gastar el dinero de la compañía bajo su propia discreción, etc. Afortunadamente, todo esto puede ser atenuado si hay un acuerdo de accionistas robusto. Para ello, el acuerdo debe incluir lo siguiente:
- La manera en que las decisiones importantes se van a tomar y el papel de la familia en estas
- Cómo va a estar conformado el consejo y la participación de la familia en este
- Quién va a dirigir a la compañía en el día a día
- Qué va pasar si hay algún desacuerdo entre la familia y el inversionista en el futuro
- Cuándo y bajo qué condiciones la familia va a poder vender el porcentaje de la empresa que mantiene
Por la importancia de su contenido, el especialista en fusiones y adquisiciones que se encargue de llevar a cabo el acuerdo deberá ser muy minucioso en su elaboración. Aunado a todo lo que ya se mencionó, deberá tener en cuenta las circunstancias específicas de cada caso, como la conexión de la familia con la empresa, la organización de esta, el tipo de negocio, la industria y la jurisdicción en la que opera, entre otras cosas.