Arbitraje y Terceros Financiadores: herramientas eficaces para la resolución de controversias

Por: Guillermo Madrigal

El arbitraje es el mecanismo alternativo de solución de controversias (MASC) por medio del cual las partes de un contrato, nombrarán, según se haya pactado en la cláusula arbitral a un árbitro único o a un tribunal arbitral que resuelva su controversia. La finalidad de este tipo de procedimientos es dirimir las controversias entre dos partes con una resolución rápido, eficiente y vinculante.

Durante los últimos años, según encuestas especializadas en la materia, el arbitraje sigue siendo preferido por las partes por encima de otros MASC (mediación, negociación, conciliación, etc.) Sin embargo, no es desconocido que en un procedimiento arbitral pueden existir diferentes escenarios que impacten en los costos y gastos del procedimiento.

A pesar de ello, las partes siguen acudiendo a este tipo de procedimientos por muchas otras bondades que el arbitraje engloba como: Flexibilidad, Privacidad, Confidencialidad, Concentración, Celeridad y Eficacia.

Aunado a todas estas bondades, actualmente se suma la figura del Tercero Financiador o Third-Party Funding (TPF, por sus siglas en inglés) en este tipo de procedimientos. Un Financiador o Tercero Financiador de Litigio y Arbitraje son fondos dedicados a proveer de recursos necesarios a una parte que enfrenta como una disputa suscitada ante el foro judicial, es decir los juzgados o tribunales del estado o bien, ante el foro arbitral o arbitraje.  Su finalidad es apoyar económica y financieramente a una parte que carece o no, de los recursos financieros para la presentación de su caso y seguimiento hasta su sentencia. Esto a cambio de un porcentaje del activo reclamado, dicho porcentaje dependerá de los riesgos de la recuperación del activo en caso de éxito.

Alguna de las ventajas en el uso de estos financiadores de disputas ya sea en arbitraje o litigio son las siguientes:

  1. Reducción de riesgos. El financiador reduce el riesgo financiero del demandante al asumir gastos y costas del caso. Además, en caso de perdida, el financiero asume el riesgo de su inversión sin cobrar al demandante o financiado.
  2. Incentiva el litigio. La parte afectada en una disputa puede estar más inclinada a tomar medidas legales si cuenta con un respaldo financiero.
  3. Double-check legal. El estudio pormenorizado del caso pasa por dos procesos de análisis independientes, el de la firma que representa al demandante y el estudio independiente del caso por parte del tercero financiador. En ambos análisis, si el estudio estima cierto grado de éxito en los méritos de la disputa, se tendría una certeza razonable sobre el resultado final sobre el procedimiento.
  4. Experiencia en el sector. Los financiadores de litigios y arbitraje se encuentran especializados por sectores de manera que conocen las necesidades que cada disputa que financien.

En resumen, el TPF resulta una herramienta eficaz para dirigir disputas a un foro especializado y neutral como el arbitraje para resolver una reclamación que puede ser utilizada en diferentes escenarios. En donde no necesariamente sea solo una ventaja económica de una parte frente a la otra, la que determine su uso, sino en proyectos o sectores particulares como el energético o minero en donde los procedimientos arbitrales pueden llevar más tiempo o bien, por el simple hecho que las partes en disputa no quieran dirigir recursos financieros a este tipo de contingencias sobre todo en contextos políticos, sociales y naturales inestables.

En Vega, Guerrero & Asociados, el equipo de resolución de controversias se encuentra disponible para brindar asesoría y representación en procedimientos arbitrales y litigio. En caso de cualquier duda que pudiera surgir respecto del artículo nos encontramos abiertos a brindar asesoría.

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

También puede disfrutar